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Presentación

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Sin perjuicio de lo anterior, existen otros ámbitos

relativos a esta prestación en los que también hay

que actuar, resultando imprescindible para ello que

las Mutuas alcancen acuerdos con los Servicios

Públicos de Salud y con las Entidades Gestoras para

que las Mutuas puedan actuar sobre los trabajadores

enfermos para dar una asistencia sanitaria más

rápida con el fin de recuperar debidamente su salud

en el menor tiempo posible, ayudando a su vez a

reducir la carga asistencial en la Sanidad Pública,

así como para suprimir la carga de burocracia

administrativa en muchos procesos, que a todas

luces se puede mejorar.

Asimismo, como empresarios debemos

replantearnos seriamente nuestra posición en

materia de negociación colectiva, tratando de

alcanzar acuerdos con los sindicatos orientados

a suprimir los complementos y mejoras de

los convenios, así como para proponer la

correspondiente reforma por la que el coste de la

prestación económica entre el día 4 y el 15 deje

de correr a nuestro cargo, todo ello con el fin de

desincentivar que se inicien procesos injustificados.

Sin duda estas medidas de mejora de gestión

administrativa y de asistencia sanitaria, así como

eventuales acuerdos en el sentido indicado, o

soluciones más o menos imaginativas, como la

posibilidad de que los trabajadores elijan libremente

si quieren que una Contingencia Común sea tratada

por la Sanidad Pública o por su Mutua colaboradora

con la Seguridad Social, podrían ayudar a reducir

el coste del absentismo, respetando fielmente

los derechos de los trabajadores, aumentando la

competitividad de nuestras empresas y mejorando

las cuentas de la Seguridad Social.

Pero, lamentablemente, ni siquiera con la

materialización de dichas medidas podríamos

sufragar el enorme déficit que se deriva de la gestión

de esta prestación. La cifra es alarmante. En 2017 las

Mutuas han tenido a nivel Sectorial un déficit de

462 millones de euros, derivado de la gestión de

las Contingencias Comunes.

Este déficit no se puede atribuir a la gestión de las

Mutuas que, por otro lado, es excelente. No hay duda

alguna de que las Mutuas realizan una gestión del

dinero público con una eficiencia muy superior a la

de cualquier Administración Pública. Ello es así por

una razón muy sencilla, sabemos que el origen de

ese dinero público son las cotizaciones sociales que

corren principalmente a cargo de nuestras empresas

asociadas, y evidentemente las Mutuas actuamos

bajo técnicas de gestión propias de la esfera privada,

mucho más eficaces y eficientes, que las utilizadas

en el ámbito público.

Este déficit al que me refiero, se debe a las pocas

facultades de las que disponen las Mutuas para el

control y seguimiento de esta prestación. Dicho

déficit se debe a la carga asistencial de los Servicios

Públicos de Salud y a las absurdas reticencias para

que las Mutuas presten asistencia sanitaria en estas

Contingencias, lo que evidentemente va en perjuicio

de los trabajadores.

Este déficit se debe al exceso de burocracia

administrativa con la que se tramitan los procesos.

Y también, por qué no decirlo, este déficit se debe

al uso abusivo por parte de determinado número

de trabajadores, que actúan con absoluta falta de

solidaridad para con el resto de sus compañeros,

cuestión de justicia social que sin duda ha de

resolverse.

Si a estas causas se le suma que en 2011 la

Administración de Seguridad Social redujo el

importe de la fracción de cuota que recibían las

Mutuas para hacer frente a la prestación económica

de las Contingencias Comunes en un 20%, el

desastre es absoluto.

Ya se está poniendo en una situación crítica a

algunas Mutuas, y comprometiendo, a futuro, a la

mayoría de ellas.Y si se pone en peligro a las Mutuas,

se está poniendo en peligro al paradigma de la

colaboración público-privada en España, como

agentes estratégicos para la óptima recuperación

de la salud de los trabajadores, la competitividad

empresarial, el desarrollo económico y para la

creación de empleo como mejor sistema de

protección social.